EL MEJOR LIBRO DE DANZA DEL MUNDO
Diseño y maquetación del libro El mejor libro de danza del mundo. Imaginarios sobre danza y otros asuntos de Sandra Gómez, Vicente Arlandis, Teresa Villarroya, Cristina Núñez y Paula Pachón.
Este libro surge de un laboratorio de creación llamado Maneras de hacer. Durante tres meses una coreógrafa reunió a tres coreógrafos y a una escritora para compartir herramientas y métodos de trabajo, visiones y estéticas personales. Tomando como punto de partida un compendio de textos recogidos por el filósofo y escritor Jordi Claramonte en el libro Modos de hacer. Arte crítico, esfera pública y acción directa se planteó un ejercicio de abordaje sobre las diferentes maneras, metodologías y estrategias personales de cada artista de este grupo a la hora de plantear un trabajo de creación escénica. De esta forma, la investigación se dirigió a ver de qué manera estos coreógrafos podían trabajar juntos en un proceso de creación y ver qué potencias, pactos, acuerdos y organizaciones eran posibles.
El campo concreto de estudio fue el de la coreografía. Se partió de una idea de movimiento que expandiera los límites y las posibilidades más allá de la danza como una serie de formas cerradas. En las cinco primeras sesiones tuvo lugar una práctica guiada. Cada día, una persona del grupo era la encargada de conducir esa sesión con la finalidad de compartir entrenamientos, hábitos, pautas y herramientas de trabajo. A partir del sexto encuentro empezó la búsqueda en torno a cómo estar juntos y articular algo en común. Emergió un diálogo abierto entre todos los participantes que dio lugar a una fluctuación del presente al pasado y del pasado al presente en el que se compartieron referentes artísticos, de pensamiento o filosóficos, inquietudes, deseos y experiencias propias. Más tarde apareció el futuro y se imaginaron posibles formatos del presente libro. Finalmente se ideó un ejercicio de improvisación con pautas donde poder seguir estando juntos que se enfocó a una muestra pública como cierre de la residencia de creación.
Cada sesión de trabajo fue registrada con grabadora. Estas grabaciones se transcribieron y se eliminaron nombres dando lugar a un cuerpo común de texto donde cada miembro del grupo se cuenta a sí mismo y cuenta a los demás trabajos que ha creado, trabajos en los que ha sido intérprete o trabajos en los que ha formado parte como público. Lecturas, encuentros, charlas, y también chismes, cotilleos y otras situaciones embarazosas van sumándose igualmente a este texto. Lo que se conforma finalmente es un imaginario de materiales y lugares comunes así como una breve historia privada de la danza que abarca los últimos cincuenta años e incluye el final de un siglo y principio de otro.